El espionaje tecnológico es simple, y Facebook lo hace de forma sistemática cada vez que usamos su entorno. Con las llamadas tracking cookies, que se instalan automáticamente en los ordenadores, la red social se queda con muchos datos sobre el usuario: las páginas que visita, sus búsquedas, sus gustos.
Facebook niega las acusaciones, aunque no es la primera demanda a la que se enfrenta. En 2012 un juez falló a su favor cuando cuatro personas la denunciaron por violar las leyes de protección de la intimidad al grabar lo que hacen los usuarios mientras visitan su plataforma, incluso cuando han cerrado la sesión.
¿Nunca te has preguntado por qué Facebook y empresas similares valen tantos miles de millones? ¿Qué venden, si son de acceso gratuito y nadie paga por navegar en ellas? El escritor de ciencia ficción Robert A. Heinlein decía que “no hay nada como una comida gratis”. En castizo: nadie da duros a cuatro pesetas. ¿Quieres buscadores y cuentas de correo gratuitos, y hablar con tus amigos y enviar todo tipo de cosas por internet sin soltar un céntimo? Te lo doy, pero vas a tener que pagar. ¿Cómo? Cediéndome tu vida. Si no entras al trapo, tendrás que moverte por la red de forma anónima, jamás comprar un smartphone ni registrarte en un servicio gratuito de internet.
¿Se entiende ahora por qué Facebook pagó 21.800 millones de dólares por WhatsApp, una empresa con treinta trabajadores cuyo producto es una aplicación para móvil gratuita, sin anuncios ni publicidad? Pues porque con ella se garantiza el acceso a más de 600 millones de móviles y sus agendas. Según las condiciones que aceptas cuando te suscribes a Facebook, te avienes a que puedan controlar todos tus mensajes y los archivos que guardes en ellos. El dueño de la compañía, Mark Zuckerberg, que siendo un tipo incapaz de relacionarse con otras personas ha creado la red social virtual más popular del planeta, dijo que su empresa era “una residencia de estudiantes bien iluminada” donde “vayas donde vayas vas a ver a tus amigos”. Lo que no mencionó es que también te vigila y vende lo que haces. Gracias a lo que realizas en la red saben mucho sobre ti, y lo conocen porque han instalado un sistema de seguimiento en tus dispositivos electrónicos. El arma de espionaje ya no son los micrófonos ni la videovigilancia: son las citadas tracking cookies, que graban toda tu vida online.
Hay mucha razón es esto, ya que cada vez más las redes sociales nos controlan y nos conocen más. Las empresas pueden ver lo que hace cada usuario y pueden espiarlo de una manera que los perjudicados que somos los clientes, no podemos hacer nada, por eso hay que tener cuidado con las cosas que se comparten y se publican.
Bibliografía:
http://www.muyinteresante.es/revista-muy/noticias-muy/articulo/asi-nos-espian-en-las-redes-sociales-951474008569
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